En el periodo medio ya se aprecia a un Beethoven maduro, plenamente consciente de su poderío como creador y artista, pero sumido en la lucha contra la sordera.
La primera parte de este periodo medio se constituye con el poderoso opus 59 Razumovski, constituido por tres cuartetos. Varios críticos musicales han tratado de ver un ciclo en este grupo de piezas dedicadas al conde Razumovski, el cual le proporcionó a Beethoven acceso a diversas melodías rusas como motivo de inspiración, aunque esto no condujo a una influencia definitiva. Hay varios motivos para creer que el punto de vista cíclico es cercano a la realidad, tomando en cuenta que el primer movimiento del primer cuarteto es una especie de síntesis de la forma sonata y que justamente el último del tercero es una compleja fuga, la cual tiene bastantes elementos de herencia con respecto al movimiento final de la Sinfonía Júpiter de Mozart, aunque el desarrollo estilístico del cuarteto está, como es natural, mucho más desarrollado que el de dicha sinfonía.
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